domingo, 28 de agosto de 2011

The universe

Sus ojos. Del azul del cielo y poblados de destellos color de miel que hacían las veces de estrellas. Esos ojos que la hipnotizaban, y que cada vez que se cruzaban con los suyos, la embarcaban en un viaje que se le antojaba, como poco, intergaláctico.  Mas no solo eran sus ojos lo que la dejaban sin palabras, también estaba su boca que, como un agujero negro, absorbía su oxígeno, dejándola sin respiración cada vez que la abría, ya fuera para hablar o simplemente para llenarla de aire. Se maravillaba también cada vez que su corta melena rojiza ondeaba al viento, como lenguas de fuego alrededor de su cabeza. 
Él era el sol y ella la luna. Él grande, brillante, cálido espléndido; ella tímida, apagada, y cada vez más fría y triste. Pero el destino los había hecho así, totalmente incompatibles, había decidido que se vivieran su romance desde la distancia, separados por lo que parecían años luz, y viendo abrirse entre ellos un abismo cada vez más grande, al ritmo que se expande el universo...

miércoles, 24 de agosto de 2011

Memory


Hay que asumir que la gente viene y va, que en este mundo de locos no puedes estancarte siempre en un mismo lugar, que debes avanzar y aprovechar tus oportunidades. Hay que saber acoger a los que vienen y aprender a comprenderlos pero siempre a sabiendas de que el mundo no deja de girar, y que algún día deberás decir adiós.  
Es posible que pasado el tiempo, lo único que te quede de muchos de esos individuos que cierto día conociste, sea su nombre apuntado en algún papel, y solo de los que te marcaron, guardes además su imagen en tu memoria. Luego están los amigos, los de verdad, los que compartieron su tiempo y depositaron en ti su confianza; de ellos te quedará todo, y  no necesitarás nada para mantenerlos en tus recuerdos, los tendrás siempre contigo, y podrás contar siempre con ellos a pesar de las distancias, no desaparecerá el cariño, y los extrañarás siempre.
Pronto será momento de despedirse, de besos, abrazos, de que caigan unas lágrimas, pero siempre teniendo el consuelo de que en algún giro inesperado de la vida, volveremos a vernos y compartiremos todos juntos esos recuerdos y nos reiremos de la vida, y de este mundo y sus caprichos.



sábado, 20 de agosto de 2011

Magical night

Nadie sabía a ciencia cierta dónde se encontraba su residencia ni cómo subsistía, ya que, rara vez se le veía en la calle. Muchos creían ver un halo oscuro a su alrededor cuando se cruzaban con ella; siempre ataviada con oscuros y amplios ropajes y meneando con gracia su larga cabellera castaña con extraños reflejos del color de la plata moviéndose al compás de su paso. Tenía la facultad de aparecer y desaparecer cuando se le antojaba, muchos la habían visto hacerlo, pero eso no la hacía evadirse de su amargura. Nunca hablaba con nadie, y nadie se dignaba a mirarla, por miedo a ser víctimas de un conjuro. Los sabios del pueblo y todo aquél que conocía la magia, decían que estaba hechizada, y los jóvenes que se quedaban prendados de su maravillosa belleza indagaban en libros para encontrar la manera de liberarla de su sufrimiento y así conseguir su amor.
Una tormentosa noche de invierno en que las calles estaban cubiertas por una gruesa alfombra de blanca nieve, un joven errante que pasaba por la aldea, encontró a la joven derrumbada en el suelo con la piel amoratada por el frío. Sin dudar ni un instante, se abalanzó sobre ella, quitándose la capa y tapándola a la vez que la levantaba del suelo. Pasaron largos minutos hasta que ella abrió sus ojos dorados, que se clavaron en el joven como dagas ardientes. Lo único que su instinto le llevó a hacer fue acercar sus labios a los de la misteriosa chica. Sintió como una poderosa fuerza los rodeaba mientras la besaba. La ventisca había parado, sólo se oían sus respiraciones. El hechizo se había roto...

jueves, 4 de agosto de 2011

Summers

El sol sigue ahí, calentando el verano, como todos los años. El mar ondea, como siempre, con sus peces y algas llenándolo de vida. La brisa fresca que se siente en la costa, y el calor en el centro de la ciudad  asfixiando tanto a habitantes que se apresuran por no perder un segundo entre edificios y automóviles, como a veraneantes ataviados con ropajes de llamativos colores que pasean de un lado a otro sin un rumbo concreto, observando cada detalle de la ciudad. Todo es como siempre, nada ha cambiado.
Todo aquello material que se encuentra a mi alrededor es igual que siempre, con sus mismas virtudes y sus mismos defectos, con todo eso que lo hace especial. Pero, por otro lado, hay cosas diferentes más allá de las apariencias. Ni tú, ni ella, ni él, ni aquél, ni aquella otra, ni yo somos los mismos. Está claro que en conjunto todo parece igual, pero si indagas un poco más allá de lo que a simple vista se te presenta, nada es como antes y nada será como ahora. Parece como si todos estuvieran bajo el hechizo de algún tipo de poderosa magia negra, como si una venda les tapara los ojos. Se comportan como máquinas que únicamente velan por su bienestar, como si no vieran más allá de su nariz, como si nada más importara...